La ceguera y el ciberespacio

Hace unos días tuve un extraño sueño: Me quedaba ciego. Supongo que es un miedo bastante habitual en aquellos que hemos sido miopes toda la vida, y más en los que se han operado, o se van a operar. Lo curioso es que la ceguera no se convertía en un gran inconveniente, sino que gracias a ello acababa prestáandome de cobaya para un nuevo sistema que me permitía conectarme a un ordenador y proyectar en mi mente una imagen de lo que se veía, como si se tratara de la pantalla.

Supongo que habría sido más sencillo proyectar en la mente la imagen de una cámara que podría llevar encima, pero en los sueños, uno suele acabar desvariando y saltando entre conceptos, por eso supongo que acababa creyéndome un personaje de ciencia ficción, ciego en la vida real pero todo un neuromante conectado permanentemente a la red, con una personalidad desdoblada que me permitía volar por el ciberespacio mientras iba andando por la calle. En el ciberespacio por ejemplo podía tener en una de las pantallas el google earth, lo que me permitía ver más cosas que nadie allá por donde andaba.

El futurista Ray Hammond acaba de presentar la traducción de su último libro, donde habla de su visión del Mundo en el 2030. Entre otras conjeturas médicas y tecnológicas, casualmente predice un futuro en que tendremos aparatos insertados en la cabeza. No ya teléfonos móviles, sino cacharros capaces también conectarse a la red y realizar cualquier otra cosa que se le pueda ocurrir a nuestra imaginación.

Lo curioso es que la tecnología para todo esto ya está prácticamente inventada, sólo falta quitarse un poco los miedos de encima por implantarse un chip en el cerebro. ¿De verdad que aún tardaremos 20 años en llegar a esa doble realidad?