Apuesta por la FTTH

Recuerdo que hará 20 años que vi unos operarios excavando zanjas cerca de mi calle para instalar “la conexión del futuro”. Puede que fuera una más de las señales que me llevara años después a ser teleco. No para levantar zanjas, sinó para ser el tío que diseñaba las redes, y eso que en esa época ni siquiera existía infovía. Años más tarde, durante la carrera, seguí apasionado por la casi infinita capacidad de la fibra óptica, hasta el punto de dedicar el tema del proyecto de fin de carrera, a pesar de que me especializara en radifrecuencia.

Estamos sin embargo acabando la primera década del siglo XXI y seguimos usando para conectarnos a internet el mismo cable que instalaron nuestros bisabuelos para llamarse antes de la guerra civil. Existen por nuestras calles miles de tubos de FO desde hace años, pero es desde hace unos pocos meses que Telefónica se ha decidido a sacar la primera conexión de fibra hasta el hogar (FTTB, en realidad), con el nombre de Trío Futura y el módico precio de 116€. Hace 5 años el resto del mundo se puso las pilas: con Japón, Finlandia y Corea a la cabeza, se empezaron a realizar inversiones para desplegar fibra óptica hasta todos los hogares, y gracias a ello, hoy la mayoría de la población disfruta de 100Mb por unos 30€. Japón incluso ofrece ya 1Giga en las casas. Años después les siguieron otros países, hasta el punto que hoy en día es más barato y está más difundida la FO, no sólo en Alemania o Dinamarca, sinó también en Portugal, Italia, Grecia o Francia por mucho sorpassodépassement que nos quieran vender. Incluso una de las apuestas en Estados Unidos para relanzar la economía consiste en desplegar FTTH.

Es en este punto en el que quiero unir mi voz a la de tantos otros y gritar: basta ya de tomarnos el pelo. Y es que hace años que las conexiones de fibra hasta el hogar son perfectamente rentables, pero la normativa ha sido poco clara hasta hace poco (retrasosalianzas y denuncias hasta la luz verde final).

Ahora es donde me quejo de la ambición de ciertos directivos de los operadores, pensando sólo en ganar su bonus anual, antes de pensar en la inversión a largo plazo y en el bien del país. Pero al fin y al cabo, ¿cuántos duran 20 años en su cargo? y ¿acaso no es el objetivo de una empresa obtener el máximo beneficio para sus accionistas? Me temo que hay que ir más lejos: ¿no han podido los gobiernos acelerar un poco el proceso? Habría que poner en duda la forma de liberalizar las telecomunicaciones, el regalazo que le hicieron a Alierta, y con ello, un pobre favor a los demás españoles. Supongo que se olvidaron añadir una cláusula que obligara a invertir, fuera al operador dominante, a todos ellos proporcionalmente, o lo que parece que está de moda ahora en otros países: constituir un operador neutro.

Un operador neutro es un organismo público (estatal, regional o municipal) que hace lo que había hecho Telefónica toda la vida: desplegar redes de las nuevas tecnologías que existen (sean antenas, cobre o fibra). El “truco” está en que la inversión se paga con fondos públicos, pero luego revenden las redes, o ofrecen un concurso público para su explotación. De esta forma no existe competencia desleal entre estado y empresas, y así se desplegan finalmente las redes de las que ya deberíamos estar disfrutando.

Un estudio de la propia CMT afirma que sólo en Madrid y Barcelona hay espacio para la competencia de 3 empresas de fibra hasta el hogar. En el resto del país parece que la demanda no justifica la competencia, por lo tanto, más tardará Telefónica y más caro será el acceso. ¿Cuánto más tendremos que esperar a que alguien elegido democráticamente por todos nosotros se atreva a emular a Obama y proponga en serio el concepto de operador neutro?